lunes, abril 09, 2007

Pensamiento frágil

En algunas ocasiones se trata de leer libros aburridos. O malos, directamente. Y se hace con la única intención de estar informado sobre el concreto tema al que hacen referencia. Se leen porque toca, si bien lo que toca, sobre todo, es saber discriminar ante esas lecturas temáticas y múltiples.

En contra de lo que promulgan los bienintencionados y los bienpensantes, no puede haber Pensamiento sin prejuicio. Lo que se requiere para ser un buen lector; o mejor, lo que se requiere para poder extraer jugo a las lecturas múltiples es una dosis importante de prejuicios (sentido crítico, que lo llamarían algunos). No hay verdadero juicio sin prejuicio. El mal endémico del Sistema Universitario es, precisamente, el empeño sistemático y enfermizo de castrar toda posibilidad de Pensamiento. Lo que desde la Institución se demanda es que el estudiante haga acopio de Información; que rellene los pies de página con cartón piedra. Y que mastique arena.

Así, las tesis universitarias han perdido su sentido originario y han pasado a ser, en unos cuantos años, una formalidad perfectamente hueca sin otro cometido que asegurar la endogamia. La sociedad posmoderna, haciendo gala de la vacuidad que le caracteriza, mantiene los ritos aun cuando se burla de los mitos. Tener algo que demostrar es, para un posmoderno director de tesis doctorales, un acto de prepotencia y una falta de respeto al tribunal que lo debe juzgar. Para la Institución hay laureado sólo cuando el investigador ha dejado sus neuronas en las “autopistas de la información”. Masticando arena.

No hay verdad más verdadera que otra, nos dice desde hace años el pensamiento académico, y por tanto nadie está por delante de nadie; todos al mismo nivel, unos junto a otros. El “todos sois hermanos” proclamado por Dios se ha hecho realidad. Y lo ha hecho realidad, en contra de todas las previsiones, la falta de ideología, que no es otra que la que caracteriza al Pensamiento Único. No hay un Saber con mayúscula porque todo saber es coyuntural y contingente. El Mito se ha evaporado, pues. Para los bindicientes todas las culturas se encuentran al mismo nivel, por lo que no existen culturas superiores ni inferiores. Para los biendicientes, el que ciertas culturas (¿civilizaciones?) parezcan estar en un nivel (cívico, por ejemplo) inferior es debido, sólamente, a que ellos también mastican arena. Así pues: como nosotros.

El caso es que, siendo las ideologías algo decididamente periclitado, sigue existiendo el Rito, ese conjunto de encuentros y procedimientos simbólicos destinados a conferir sentido al inexistente por eliminado Mito (¿). Ciertamente el Mito ha desaparecido, pero, curiosamente no lo ha hecho el Rito, ese procedimiento simbólico a través del cual el Mito obtiene su pleno sentido. Es decir, por ejemplo: no hay un Saber... pero en las Universidades sólo aprueba el que pasa por la piedra. Masticando arena.

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