viernes, agosto 12, 2011

Histeria, esquizofrenia y blackberrys

Lo podemos ver a diario y en TODAS las cadenas de televisión. No hay cadena que no cuente con su particular programa de reportaje callejero, y no hay reportaje que evite el estilo que al parecer demanda el público del presente: un periodista sin rostro que con una cámara al hombro se dirige a los personajes que persigue y filma. Y todos encantados de ser filmados.

Lo podemos ver a diario y en TODAS las cadenas de televisión. Miles de jóvenes enloquecidos en lo que podríamos denominar vida nocturna. Todos los jóvenes están deseando que lleguen los fines de semana o las mismas vacaciones para enloquecer rodeados de sudor, alcohol, drogas y mucho sexo. Todos los días en cualquier cadena podemos comprobar la cantidad de jóvenes que disfrutan la noche disipándose a base de música ensordecedora y arrítmica y a base de pastillas y alcohol. Pones la televisión y ahí está uno con la corbata atada a la frente y gritando “Marcha a tooooope” con cientos de personas detrás de él yendo a la suya, que es la de todos. Cambias de canal y ahí está el otro enseñando el cubata a la cámara y gritando “mola mogollón, esto es la hostia”, mientras su amigo le coge por el hombro y le saca la lengua a la cámara. Y cambias de canal y ahí está ella, enseñando las bragas y expresando con claridad su sentir, “yeh, yehhhhhhhh”. Cambias de canal y aparece un chico formal que desde su puesto de trabajo comenta su ritmo de vida. Nos enteramos que detrás de esa formalidad se encuentra su pasión, la “marcha” de los fines de semana. La cámara le sigue durante el fin de semana, pero sólo puede mostrar lo que puede verse, que es sólo la punta del iceberg. Desenfreno. EL chaval ha perdido su humanidad desde el viernes por la noche y ahora parece un cavernícola; grita groserías, bebe dirigiéndose a sus padres con un saludo cínico y se sube a bailar encima de un coche que tiene al lado. Una de las chicas que le acompaña no tiene reparos en soltar un par de intimidades en absoluto estado ebrio. Cambias de canal y aparecen una docena de chicas con las tetas operadas bailando en el trampolín de una piscina y cambias de canal y te encuentras las confesiones de una pandilla de chavales que han ido a veranear a Benidorm y se encuentran en un club en el que trabajan dos mujeres (madre e hija) que tienen un espectáculo que consiste en meterse cosas por el coño. Cambias de canal y aparece un reportaje de una fiesta gay que se celebra cerca de Barcelona y dura una semana. Música continua, alcohol, espectáculos y una piscina en la que caben 5.000 personas chapuzando. Diran, son cosa de la televisión, que ya se sabe. Y yo diré, sí.

TODOS esos jóvenes no parecen necesitar gran cosa. Sólo quieren divertirse. Y por eso TODOS aparecen eufóricos ante las cámaras. TODOS están muy contentos y, sobre todo, TODOS tiene su blackberry en el bolsillo, aunque las cámaras sean incapaces de captarlo. TODOS, ya sea del 54 % de los jóvenes que trabaja o ya sea del 46 % que está en el paro. TODOS. De lo único que no hay duda es que TODOS esos miles de jóvenes que salen de marcha nocturna tienen su blackberry en el bolsillo. “Es es lo que hay”, que dirían ellos.

Los vimos en todas las cadenas de televisión hace unos meses; en la periferia de París incendiando coches, ahora los vemos en varios lugares de Inglaterra incendiando casas y saqueando negocios, según ellos porque les falta para comer. Pero TODOS con el móvil en el bolsillo, incluso los menores de edad. “Es es lo que hay”, que dirían ellos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Dicen los entendidos que nada por si mismo es malo, que todo depende del uso que las personas le den. Jamas podría imaginar una confabulación de msn para ver una exposición de Velazquez pero en cambio si me creería una inmensa concentración porque un policía en una carga policial le rompió la patita al perro de uno de los manifestantes que a su vez estaban manifestándose por no poner cubalitros en las fuentes públicas. Yo que soy un estudioso del género humano creo que he encontrado la solución para ello tengo que extenderme un poco en este nuevo fenómeno televisivo que empezó con callejeros y luego se extendió a callejeros de Barcelona a callejeros en el extranjeros, la cosa fue extendiéndose a españoles en el mundo, españoles en Vallecas o Vallecanos en Manila, luego vinieron hermanos mayores niños ricos que juegan a pobres , mujeres ociosas que enseñan sus miserables vidas y glamour indecente. Da lo mismo la cadena que lo emita y el color de la misma, se han dado cuenta que pones una cámara, dices que vas a salir en la tele y todos abren su corazón y sus vidas para uso y deleite de espectadores ávidos de historias ajenas.
La solución pues es hacer un programa de “callejeros con blackberrys indignados” quizás de esta manera nos enterásemos de una vez porque todos esos jóvenes tienen un nexo en común que es su queridísimo y bien amado terminal móvil
Ettore