martes, diciembre 31, 2013

Zalamero

Durante año y medio se ha estado diciendo de él que ha sido el mejor ex-marido de toda la Organización. Que la ausencia de declaraciones, así como su distanciamiento y su prudencia ante el Entorno, lo habían convertido en un ex-marido modélico.

Pero en este país los modelos tienen los días contados. En realidad aquí nadie quiere modelos, nadie quiere personajes ejemplares, sería como admitir que alguien puede ser mejor que otro, algo que iría en contra de la igualdad, de la uniformidad. Y en estas circunstancias quien indefectiblemente gana la partida es siempre el ruido. Llevamos más de 30 años entrenándonos en dar pábulo exclusivamente al que más ruido hace. Porque el ruido es, además de rentable, el principal recurso que tiene los mediocres para seguir haciendo ruido. El que tan rentable resulta.

Así que ni corto ni perezoso decidió cortar su silencio, no sólo con la publicación de un libro acerca de sus vivencias, sino con su masiva presencia en los medios de comunicación con más audiencia.

Durante año y medio se ha estado diciendo de él que ha sido el mejor ex-marido de toda la Organización, pero la verdad es que su silencio nunca sirvió para solucionar ninguno de los problemas en los que dejó sumida a toda su familia. Su mujer no ha podido recuperarse aún de todos los daños por él infligidos. Su estado de salud sigue siendo muy delicado, los ansiolíticos siguen siendo necesarios para superar el día a día y sus visitas a consulta han tenido eliminarse con el fin de poder seguir atendiendo semidignamente a los hijos.

Lo cierto es que, como es bien sabido, su gestión no pudo ser más nefasta. La situación en la que dejó a su familia después de haberla maltratado pertinazmente durante 7 años no puede ser peor. 7 años en los que los malos tratos infligidos a su familia no eran apenas comentados por la Organización que presidía, esa organización cargada de buenas intenciones que tanto reivindicaba la labor de su jefe, la labor de su líder.

La cuestión es que ni corto ni perezoso un buen día decidió cortar su silencio. Publicó un libro acerca de sus vivencias y estuvo un par de meses haciendo bolos para publicitarlo. Con la familia hecha unos zorros, el ex-marido anduvo de tertulia en tertulia haciendo gala de su gran talante, ese talante que no le impidió maltratar a su mujer en el reciente pasado con constantes vejaciones ahora por todos conocidas. Es sabido que del año y medio transcurrido desde su separación la mujer ha estado entubada 8 meses y que su peso corporal llegó a preocupar seriamente al equipo médico. Como también es sabido que todo ello no es más que el epílogo de 7 años de actuaciones que consumaban el mal, ese mal por todos reconocido a posteriori.

Fue precisamente su talante el que al parecer le obligaba a admitir en las entrevistas que no siempre hizo bien las cosas y que cometió algunos pequeños errores. Quiso mantener el prestigioso título que le otorgaban, el de el mejor ex-marido de la Organización y se le ocurrió tirar de ese supuesto talante que, todo se ha de decir, destrozó a su familia. Así, después de haber vejado y maltratado a su mujer durante 7 en los que no dejó de humillarla, Zalamero aparecía en todos los medios diciendo "Es cierto, no hay por qué negarlo, que cuando uno adquiere tantas responsabilidades es susceptible de cometer errores. Yo los cometí, no tengo reparos en reconocerlo, creo que es de justicia hacerlo. No siempre me comporté bien con mi mujer; recuerdo que un día no le ayudé a pasar la fregona en el cuarto de invitados y otro, y es aquí donde mi conciencia más me castiga, en el que no fui capaz de ayudarle a freír unos huevos cuando vinieron a comer unos amigos de mis hijas".