lunes, febrero 23, 2015

Deconstrucción... y nativos digitales


Deconstrucción


...y nativos digitales


La Era Digital, es cierto, nos está proporcionando muchos individuos hábiles y eficaces; inteligentes en definitiva. Al parecer la banda ancha -que en su uso no requiere esfuerzo sino tiempo (libre)- ha jugado un papel muy importante en ello, y los expertos aseguran que parte del éxito se debe a la tecnología en general y a los videojuegos en particular, que han configurado un nuevo sujeto con mayores cualidades en lo que respecta a la gestión cotidiana de problemas y al que consideramos inteligente por su hábil manejo de la información, por sus desarrollados reflejos y por su resolutividad. Antes de continuar sólo me cabría apuntar que unas de las características más relevantes de los psicópatas ha sido siempre su alto grado de inteligencia. Así pues y en principio, la inteligencia es una cualidad bastante neutra por lo que respecta a los beneficios que pudiera proporcionar a una sociedad. Por otra parte los libros de autoayuda llevan cerca de 40 años vendiéndonos el asunto de la inteligencia emocional, que no es otra cosa, desde el punto de vista del best seller, que la reivindicación encubierta del individualismo -egoísmo- a partir de conceptos tan horteras como el de la "autoestima".


La inteligencia por tanto es neutra en la medida en que no necesariamente colabora en la transformación positiva de la sociedad. Otra cosa sería hablar de los usos y aplicaciones de esa inteligencia. Y otra cosa sería preguntarnos cuáles son los beneficios que podría acarrear una inteligencia sin conocimientos generales o sin sentido ético. O por decirlo de otra forma: no es lo mismo aplicar un adjetivo a un sujeto para asignarle una cualidad (Fulanito es inteligente), que además resulta ser neutra, que definir a un sujeto por una forma de ser -estar- en el mundo (Fulanito es un intelectual).


La Era Digital, es cierto, nos está proporcionando muchos individuos ingeniosos, rápidos, resolutivos, informados, listos, inteligentes... pero con una nula capacidad de pensamiento profundo. ¿Y qué sería eso del pensamiento profundo? Pues el poder generar pensamiento a partir de silogismos complejos que requieren algo más que el uso de la información obtenida por multicanal. El pensamiento profundo sólo puede generarse a partir del estudio en profundidad -valga la redundancia- de los "textos"*; un estudio/análisis que necesariamente se alejaría de la metodología fragmentaria y comprometida ideológicamente que la Corrección Política y la Deconstrucción llevan 40 años imponiéndonos.  


La Era Digital, es cierto, nos ha proporcionado muchos individuos hábiles, eficaces, pragmáticos, espabilados, listos, inteligentes... pero extremadamente incultos. ¿Habrá quien se ofenda ante esta descripción de los hechos? ¿Habrá quien después de tanto halago se ofenda ante el señalamiento de una o dos carencias? Pues muy probablemente sí, porque el sentido inmanente que la Era Digital ha inculcado a sus nativos les ha convertido, paradójicamente, en inmortales. Y no es que los inmortales lo quieran todo, sino que se creen con derecho a tenerlo todo. Y para ellos ese derecho los hace de alguna forma usufructuarios del TODO. La culpa no es exactamente suya pero eso no remeda su peligrosa ignorancia. Han sustituido el sentido ético que atiende a los valores e induce a la acción, por el compromiso ideológico que sólo sirve para tranquilizar conciencias. Es precisamente su ignorancia, su incultura, la que les ha llevado a asociar sentido ético con religión y compromiso con solidaridad. Haciéndolo, precisamente, en el momento histórico de máximo apogeo del individualismo. Así pues, una solidaridad de juguete.


Pero la incultura sólo se cura con el desarrollo de dos virtudes: el esfuerzo y el espíritu de sacrificio, éste último tan ligado a un sentido ético de la existencia. Y tan pensado por los nativos digitales como una simple y lamentable reminiscencia castrense. Pero ya digo, ellos no son culpables, al menos en primera instancia; porque un virtuoso sería, en principio, lo contrario de un emprendedor y la sociedad deconstruida -a placer- que habitamos ya sólo se dedica a potenciar dos tipos de individuos: los jóvenes emprendedores y los artistas emergentes. Y no es que los emprendedores no puedan ser virtuosos, sino que un virtuoso es, antes que nada y en principio, un ser sin demasiadas ambiciones económicas. De hecho es por eso por lo que esta sociedad deconstruida -a placer- tuvo que inventarse la figura del artista emergente. Y todo con independencia de que después, TODO sea lo mismo, pues como es bien sabido, los grandes artistas son, antes que otra cosa y desde hace ya muchos años, empresarios de su propia marca (Hirst, Koons).


La Era Digital, es cierto, nos ha proporcionado muchos individuos hábiles, eficaces, ingeniosos, graciosos,pragmáticos, informados, preparados, comprometidos (ideologizados), espabilados, listos, inteligentes... pero deconstruidos.


*Cuando digo textos hago referencia a todo aquello a través de lo cual el ser humano se escribe y se inscribe. Y de paso me hago partícipe de las tesis de Jesús González Requena, del que hablaré en el próximo post a propósito de su último libro. Cerrando así esta trilogía de artículos a él dedicados.

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