domingo, abril 19, 2015

Vanitas: Biblioteca

Escribo porque han asaltado a mi cabeza funestos recuerdos acaecidos meses atrás. Una semana trágica la vivida por mí al final de agosto del año pasado. Precisamente en los días más calurosos de los últimos 40 años si nos atenemos a las estadísticas. Por motivos que no vienen a cuenta tuve que vaciar la casa de pueblo que compré hace 13 años y que hasta ahora sólo me había servido para almacenar todo aquello que no cabía en mi casa de la ciudad. Todo se desarrolló muy rápidamente así que no tuve mucho tiempo para pensar y planificar. Y el calor era verdaderamente sofocante. Contaba yo con 5 días para "limpiar" la casa de algunas antigüedades de no mucho valor y algo más de dos mil libros. No quería deshacerme de estos últimos pero no tenía otro remedio, mi casa de Valencia está literalmente forrada de ellos.

¿Y cuánto valen todos esos libros, libros de arte, de historia, de arquitectura, de ilustración, ensayos filosóficos, ensayos sobre cine (cerca de 100), colecciones de revista completas (Arena, Sur Express, El Europeo, Cuadernos del norte, Ardi...) y muchos comics (cerca de 400 ejemplares)? ¿Cuánto vale todo eso, si sabemos que muchos de esos libros, concretamente los de arte y arquitectura e ilustración, costaron en su momento entre los 20 y 40 euros? ¿Y cuanto los ensayos? ¿Cuanto pueden valer en su conjunto? A mí sólo se me ocurría una respuesta ante la urgencia de venderlos: el precio no podría ser otro que aquel que permitiera al comprador extraer unos beneficios. Digo yo, por ser sensato. Pero también debía ser un precio que compensara la inquietud que me producía deshacerme de eso que tanto había significado en mi vida. Así que una valoración que me hice a mí mismo, a quién si no, fue que podía pedir por ellos una cuarta o una quinta parte de lo que pagué. Incluso una sexta. También se me ocurrió otra forma de valorarlos: hacer una media entre los más caros y los más baratos y después dividir esa cifra por un número que diera por resultado 2 euros. Una forma como otra cualquiera (aunque algo estrambótica) para llegar a la cifra 2 como precio por unidad. Así, podría recibir por ellos cuatro mil euros. Tierna ingenuidad.

Llegó el primer posible comprador y su valoración no ofrecía dudas: NADA. No me daba NADA por ellos, pero estaba dispuesto a vaciarme la casa gratis. Lo despaché, no sin antes agradecer su tasación. Después vino otro... y después otro. Ambos me daban lo mismo que el primero. NADA. Después llegó otro que me ofreció 200 euros, pero sólo si también le daba los candelabros de bronce que se encontraban junto a los libros, una bañera de porcelana y una urna del XIX. Le dije que me parecía poco y se ofendió. Esta vez fue él quien me despachó a mí. A punto de sonar la campana vino uno que me ofreció 400 euros por el lote. Se lo llevó. Necesidades mandan. A 20 céntimos la pieza, ya fuera un libro sobre Aldo Rosi, ya fuera un libro sobre dinosaurios de super-gran formato, ya fuera un libro de entrevistas al pintor Kitaj.

Nota. Siento el miembro como si aún lo tuviera y estiro el brazo para rascarme cuando siento que me pica. Me extirparon hace unos meses el miembro de una parte de mi biblioteca. Es decir, hay una parte de lo que fue mi biblioteca que ya no es mía, y sin embargo aún la siento. Sobre todo cada vez que echo en falta alguno de aquellos libros.

Ah, y otra cosa: hace ahora 15 días tuvo lugar la feria del libro de ocasión en la Gran Vía de Valencia, como siempre. En su clausura los medios hablaron: "El peor año en ventas de toda la historia de la Feria". "Se ha vendido un 25 % respecto a otros años".

Ah, que se me olvidaba: vi dos de "mis" libros en un paseo por la feria, uno sobre ilustración de animales imposibles que estaba a la venta por 22 euros y un ensayo sobre Antonioni que estaba a 12 euros.

Ah, y para finalizar, quien no esté en contacto directo y diario con nativos digitales no sabe el alcance verdadero del desprecio que en ellos hay hacia el mundo físico -más allá de los dispositivos tecnológicos-.