domingo, agosto 07, 2016

La juventud de Eloy

Por una parte se encontraría el Conocimiento y por otra el Sujeto.

El Conocimiento sería, pues, eso que NO todo Sujeto desea poseer.

¿Y qué desea poseer ese Sujeto que carece de interés por el Conocimiento? No lo sé, ni me importa, supongo que tiempo para jugar (CandyCrash), bailar, chatear, hacer senderismo, running, ultramaratones. Que en su derecho están, digo yo, sobre todo si son jóvenes, o no.

En verdad sólo me ocupan los que, en principio, desean obtener algún tipo de Conocimiento en sentido abstracto, no especializado. Pero ¿quienes son, si es que se caracterizan por alguna particularidad que los hace reconocibles? ¿Y qué entienden por Conocimiento?

La cuestión es que al Conocimiento sólo se accede a través del ansia. Y aquí no valen distinciones entre analógicos y digitales. Sólo es posible el Conocimiento poseyendo un ansia previa y dedicando después un ulterior esfuerzo. Lo demás es pura palabrería bienintencionada.

¿Y cómo podría definirse el ansia de conocimiento en la juventud de esta era digital? Seguramente como peculiar, entre otras cosas debido a la inmanencia a la que son arrastrados por un ritmo de vida que rechaza radicalmente la parsimonia, el adaggio. Única forma posible, al menos desde el punto de vista analógico, de acercarse a cualquier posibilidad real de Conocimiento.

¿Generalizar? Por supuesto, pues los jóvenes son quienes son y hacen lo que hacen, y no quienes podrían haber sido, o quienes les gustaría ser, o quienes nos gustaría que fueran. Entonces, insisto, ¿quienes son esos jóvenes que supuestamente desean obtener Conocimiento? ¿Qué tipo de Conocimiento? Y sobre todo ¿en qué forma desean obtenerlo? ¿De qué forma esperan acceder a él?

De una forma o de otra yo estoy en contacto con ellos todos los días desde hace años, así que me veo capacitado para ensayar una respuesta, no tanto en base a opiniones deducidas de mi experiencia docente, cuanto en base a mi propia experiencia vital personal, que tampoco puede dejar de ser la que es.

  1. Hace unos pocos meses (ya lo conté aquí en otro post) fui invitado a dar una conferencia sobre el tema de mi último libro, titulado De otros mundos. Una aproximación al paisaje sintético, en la Universidad de Bellas Artes de Murcia. A pesar de los esfuerzos del programador -del ciclo de ponencias- sólo consiguió reunir a unas 30 personas en el salón de actos. La sensación era ciertamente desoladora si tenemos en cuenta al menos dos circunstancias: que el tema era en principio un tema directamente vinculado a los jóvenes y a sus estudios, que son a quienes hace referencia el libro cuando habla de creación digital; y que además la ponencia se daba en “sus” instalaciones tan cercanas a los estudiantes de 3 cursos y masters varios. Avergonzado por la ausencia de público quien ha contratado mi presencia me dice “Aún has tenido suerte, con Valcárcel Medina (Premio Nacional de Arte) fueron 9 los asistentes y con Borja Villel (Director del Reina Sofía), una de las personas más inflyentes en el mundo del arte contemporáneo, no llegaron a una quincena”.
  2. Y ya que estoy: el libro De otros mundos ha sido escrito a partir de una exhaustiva investigación que pretende aproximarse a un mundo, el de la creación digital figurativa, sobre el que aún nadie ha reflexionado seriamente (creación de personajes y sobre todo entornos digitales figurativos). Y lo he hecho por encontrarme en la, posiblemente, mejor escuela universitaria de videojuegos que hay en el estado español. Así, en una escuela en la que las imágenes sintéticas (digitales) forman parte intrínseca y primordial de su formación más especializada. Pues bien, y por no extenderme, puedo decir sin faltar a la verdad que absolutamente NADIE ha leído el libro. Nadie. Y hay cerca de 300 alumnos y 60 profesores que de forma directa se encuentran vinculados a la creación artística en general y más concretamente a la creación artística relacionada con las imágenes sintéticas figurativas en muchos casos particulares. Pues nadie.
  3. Todos los años espero, como quien espera el maná, la llegada del estupendo ciclo de conferencias que organizada el periodista Salva Torres en Valencia. Y todo debido a la presencia del para mí mejor pensador vivo actual, Jesús González Requena, uno de los pocos pensadores españoles, si no el único, con un personal corpus teórico perfectamente sistematizado que constantemente queda corroborado desde su apabullante fecundidad. Presenciar una conferencia de Requena acaba convirtiéndose siempre en una experiencia extática para quienes como yo no se conforman con las ideas ingeniosas y buscan, precisamente, aproximación al Conocimiento real. Ya son varios años acudiendo aquí en Valencia a las ponencias en las que interviene González Requena. Pues bien y por ir al grano, la media de asistentes a sus charlas podría cifrarse en la veintena, de los que habría que descontar la docena que van obligados por una profesora que se lo exige a sus alumnos. Así, entre 6 y 10 espectadores tirando por lo alto.
  4. Este año debo haber ido al teatro pongamos que unas 20 veces, 15 de las cuales ha sido en salas alternativas donde por lo general se hace un teatro más digno que las salas “major”. Salvo raras excepciones, se trata de compañías semiprofesionales que suelen representar buenos textos y que me han otorgado muy buenos momentos (de goce y conocimiento). Pues bien, hay veces en las que he sentido verdadera vergüenza debido a la escuálida asistencia que han convocado algunas de esas obras. Recuerdo una en concreto en la que el número de actores (de una compañía venida para los efectos desde Mallorca) era aproximadamente el de los espectadores: 6 actores para 9 espectadores. Y yo me preguntaba cada vez ¿dónde están quienes no se encuentran? ¿Quiénes son? ¿Dónde están, por ejemplo, los estudiantes de Arte Dramático de las 3 escuelas que a ello se dedican en Valencia (dos privadas y una pública)? ¿Dónde están los estudiantes de interpretación que se encuentran ahora cursando el primer curso… y los de segundo… y los de tercero… y los de los másters? ¿Dónde los licenciados de hace un año, de dos años, de tres? ¿Dónde los que quieren estudiar Arte Dramático? ¿Dónde los que lo estudiaron hace 5, 6 o 7 años? Yo conozco a muchos de esos estudiantes y jamás me he cruzado con ninguno en ninguna ocasión. Y no debemos olvidar que Valencia cuenta con más de un millon y medio de ciudadanos.
  5. Cinema Jove es el Festival de Cine de Valencia por antonomasia y por derecho propio. Este año se esforzó por complementar complementó la programación con una sección que estuviera más cerca de los nuevos intereses de los jóvenes, una sección dedicada a las webseries, esas series realizadas para ser deglutidas por internet, que a su vez es eso a lo que los jóvenes se encuentran adheridos varias horas al día. Para indagar acerca de esos intereses y de las dificultades que llevaba intrínsecas esta nueva y juvenil forma de expresión audiovisual se programaron dos mesas redondas, en una de las cuales yo participaba. ¿Número de asistentes? Respuesta: 8. Es decir, en toda la Comunidad Valenciana hay en principio sólo 8 personas a las que les interesa reflexionar acerca de los intereses y gustos de un sector de la población, la juventud, respecto a un formato narrativo audiovisual incipiente e inventado por ellos mismos. Y digo en principio porque 6 de esos 8 asistentes eran amigos de los ponentes. Así, 2. UN Festival con 20 años de existencia programa una mesa redonda para abordar un asunto que atiende a intereses puramente juveniles -pero de forma “profesional” y buscando un análisis que pueda ayudar a solventar los problemas que todos los creadores admiten tener- y es capaz de convocar a ¡2 personas!

Sin embargo, lo veo en los telediarios, el éxito de Arenal Sound (Festival de Música en la playa) es apabullante incluso a pesar de los inonvenientes surgidos este año. Y éste es sólo uno de los numerosos festivales de música estivales.

Antes hacía referencia a la poca o nula necesidad que sienten los estudiantes por leer un concreto libro que, esta vez, se encontraba estrechamente vinculado al producto que les tendría absorvidos durante al menos 4 años de sus vidas. Podría parecer que el tono de lamento viniera por tratarse de un libro escrito por mí. Nada más lejos. Pero no dejaba de ser un libro que parecía haber sido escrito para esa gente y no otra. Y la cuestión fue que un libro que indagaba y reflexionaba entorno a los fundamentos de la creación de un producto al que los estudiantes pensaban dedicar su vida no obtuvo ni un solo lector.

Por decirlo a las bravas, y a ver si nos dejamos de dar rodeos y de marear la perdiz: los jóvenes de el hoy no leen nada; o mejor, leen algo si el protagonista de la historieta tiene los pies peludos o porta una varita mágica, pero NADA sobre, por ejemplo, los fundamentos de aquello a lo que van a dedicar su vida entera (por no decir NADA sobre asuntos que les conciernen pero desde un punto de vista más filosófico). Me resulta impensble que mis alumnos pudieran leer libros sobre los fundamentos de su futura profesión, tal y como hicimos todos los que estudiamos años ha. Impensable por imposible que dedicaran su maravilloso tiempo ¿libre? a leer lo que todos leímos a las 18 años: Munari, Dorlfles, Arnheim, Panofsky, Dondis, Zunzunegui, Francastel...

Es cierto, de todas formas, que no debemos esperar de los jóvenes lo que no a todos los jóvenes tiene por qué interesar. Así, la cuestión no es criticar a ese porcentaje de gente al que jamás interesó el Conocimiento, sino de sorprendernos ante ese cada vez más exiguo porcentaje de jóvenes al que sí les interesó en otros tiempos. Porque incluso los jóvenes más avispados y competentes de el hoy son NO lectores empedernidos. Y quien dice no lectores dice en negativo todo lo que afecta a una cultura sensible; así: no espectadores de teatro, no espectadores de cine clásico o alternativo, no amantes de la Historia, en definitiva, del Conocimiento más abstracto y conceptual que se adquiere de múltiples y variadas formas, todas ellas imbricadas. Sí, ese Conocimiento que según muchos no sirve para nada, que por algo han quitado la filosofía de los nuevos planes de estudios. Así, mientras los magnates y los políticos engordan sus estómagos y sus arcas dejándonos indefensos ante las compañías de telecomunicaciones, por ejemplo, los demás, los ciudadanos de a pie, nos iremos haciendo cada vez más ciegos, o más gilipollas, por ir aceptando, con absoluta indulgencia, o incluso diría que en perfecta connivencia con ellos, todas esas dádivas -envenenadas- que nos hacen parecer más libres. ¿Que por qué? Pues debido a la indefensión y el desamparo en los que sume a un sujeto su propia ignorancia. Podemos ir con chanclas y bañador a las clases universitarias pero carecemos de argumentos y por tanto de Fuerza.


Nota. En cualquier caso, y por hacer honor a la verdad, debo decir que he regalado mi libro De otros mundos a bastante gente y la conclusión es que no lo ha leído nadie, al menos nadie me ha hecho jamás un comentario al respecto. Y ya no estamos hablando de jóvenes. Bueno miento; uno sí me hizo saber que lo había leído y me hizo algún comentario al respecto, Félix de Azúa. Ningún otro.

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